sábado, 19 de diciembre de 2015

VOLVAMOS A LA SENCILLEZ

Ignoro en que lugar del trayecto la comunión de los discípulos se transformó en un espectáculo que dio lugar a la aparición de grupos, de cantantes, y a una congregación abarrotada de una producción de entes raros, exóticos,  y una competencia artística y ministerial llena de glamour y éxito.
Yo estoy cansado de eso, y estaría feliz de volver a la sencillez que presiento en mi espíritu era en el principio de la iglesia, una reunión familiar, de amigos, bulliciosa, con músicos improvisados, donde cada uno tiene un lugarcito para decir: esto ha hecho el Señor conmigo en esta semana y se los quiero compartir.

sábado, 10 de octubre de 2015

Los profetas urbanos...

No están en nuestras congregaciones, no cumplen el formato de nuestras exigencias, pero andan por el mundo sembrando mañanas y construyendo un mundo mejor con sus palabras..

jueves, 16 de julio de 2015

ALABANZA DE FUEGO

 De verdad que en la iglesia actual se necesita profundizar la enseñanza acerca de lo que significa alabar con entendimiento, porque uno ve las congregaciones tan leudadas por todos estos ministerios que aparecen, donde cualquier hermanito que sepa tocar un instrumento y tenga una voz aceptable compone cualquier cosa, aunque ande más perdido que Goliath en el cumpleaños de Pulgarcito.  Y todo eso va creando una mentalidad sin instrucción donde "alabar" es cantar, y "adorar" es cantar romántico.  Entonces, los hermanos que ayudan en la alabanza de las congregaciones, como tampoco tienen claridad en el tema, se dejan llevar por estas canciones bonitas que se escuchan en la radio, en los conciertos o donde sea, y las enseñan a los cristianos de esas mismas congregaciones, quienes tampoco están enseñados en el tema y se crea un caldo de cultivo, muy similar a un círculo vicioso, porque estas mismas ovejitas piden sus temas favoritos.  Y la verdad es que sale lindo, "re lindo", como diría un argentino, pero la iglesia no avanza, seguimos atrofiados en las verdades escriturales y, lo que es peor, vamos adoleciendo del verdadero carácter del discípulo que vive la verdad.  Usted dirá que estoy exagerando, pero déjeme recordarle que la alabanza surge como una forma de aprender la historia del pueblo de Dios y como una manera de grabar los hechos trascendentales de la verdad divina al cantarlos.  Por esta misma razón Martín Lutero decía que "el que alaba ora dos veces", porque se debe cantar lo que es una verdad en el corazón.  Hoy estamos muy lejos de decir la verdad con nuestros cánticos, más bien es al revés, negamos muchas verdades con nuestras canciones.  Por ejemplo, la verdad de Cristo es que somos su templo, estamos llenos de él, el Espíritu santo vive dentro de nosotros; sin embargo, más del 90 % de las canciones congregacionales (o sea para gente convertida) hacen énfasis en pedir y pedir el Espíritu Santo.  Títulos como "Pon aceite en mi vida", "Señor, llena mi vaso", "Como el ciervo busca por las aguas", "Enciende el fuego", "Desciende aquí", "Renuévame", etc., etc., etc. hablan de una mala enseñanza y, por ende, una mala aplicación de la verdad a la vida.  ¿Cuál es el resultado?  Discapacitados espirituales, verdaderos inválidos, quienes llenan las congregaciones clamando por lo que nunca llega; todo eso con el consabido éxito del lidercito que se lucra con esa necesidad, prometiendo en cada servicio un toquecito, un milagrito o un consuelo celestial.  Y vemos magnos eventos con el invitado de turno (un aprovechador que descubrió la fórmula del éxito y por lo mismo tiene su minuto de gloria), con títulos tales como "Unción total", "Toque al máximo" y otras yerbas como ésas.  Y para sumarme a toda esta farándula, porque se me está haciendo muy difícil seguir anunciando una verdad cada vez menos popular, se me ocurre hacer un congreso de "Los siete secretos para pedir y no recibir en tres tiempos", invitando a un arcángel (porque apóstoles y profetas ya están chacreados)., con una buena canción que diga "Dios, haz tú lo que me mandaste hacer a mí".  Seguro que triunfaría.  Un abrazo en Cristo de su pastor Ruben Rodríguez